El hecho es repudiable por donde se lo mire, pero aún más si se tiene en cuenta las condiciones en las que quedó la víctima, totalmente vulnerable y en medio de una crisis de nervios y pánico. Le llevaron hasta las sábanas, aprovechando el momento en que la casa quedó sola.
Mirta Altuna tiene 67 años y su vida no ha sido color de rosas. Sus últimos años los pasó encerrada porque no había nada en el exterior que la interesara a salir de su claustro, pero hace poco tiempo comenzó a trabajar nuevamente para ponerle el pecho a una situación que ella misma quería revertir.
Sin embargo, la realidad la volvió a golpear duramente cuando llegó hoy por la mañana a su casa en pleno corazón de Pueblo Nuevo, encontró todo lo que ella tenía disperso por el piso. Delincuentes ingresaron durante la noche, bajo la tormenta, a través de una obra en construcción lindera a su domicilio. Rompieron el vidrio de una puerta, sacaron los seguros e ingresaron por la cocina. De ahí en más, revolvieron todo.
“Cuando llegué la casa era un terremoto”, contó a ElDía la mujer, todavía con signos de stress y con la voz totalmente quebrada, disfónica. En principio le fue difícil determinar qué le habían llevado, pero con el correr de las horas fue descubriendo lo que le faltaba en la casa.
Robaron una plancha, un secarropas, una garrafa de 10 kilos que la mujer tenía conectada a la cocina, las frazadas, las sábanas y “me llevaron la mejor ropa”, relató seriamente consternada.
Mirta sufre ataques de pánico y “ahora mirá lo que me pasa”, comentó incrédula a lo que está viviendo. Por los elementos que se llevaron, más allá de que esta jubilada de 67 años no tiene nada de valor en su casa, se cree que la persona que actuó pudo ser una mujer.
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